martes, mayo 11, 2010

afinando

don eulalio.
reposaba tosco a los pies de ese árbol. No era culaquier árbol, era su árbol. ¡sú árbol!
como todos los días se despertaba para dormir en sus ruinas. en su pasado. en su sollozo. en sus temores y en su pasado. soñar un poco más. Le gustaban los gatos tanto como le gustaban las matemáticas; curioso tomando en cuenta que odiaba con su alma a las ciencias, y sus amigos eran sólo gatos.

don eulalio caminaba todas las tardes por la calzada central, entre el puente y las oficinas públicas. a veces se sentaba a leer una revista que le había interesado dentro de un basurero. comía junto a unos perros y sin un veinte siempre tenía su cajita de vino. lo admiraba.

escuchaba las cumbias del mercado, aunque lo pasada mejor con las de la vega. pero es entendible, no todos los días don eulalio asistía a esos festejos y causéos.

don eulallio era viváz, anciano y sonriente. pasaba por genio, deprabado y elegante a la vez. Conversaba con los niños que se soltaban de sus madres y corrían para perseguir palomas. eran sus puntos de encuentro, los niños y don eulalio siempre jugaban a perseguir a las palomas.

don eulalio estaba enamorado, descepcionado y deprimido. pero hacía caso omiso a la descepción.
a menudo se le puede ver por los parques, los puentes, las palzas, los columpios y los bares.
a menudo se le puede ver, aunque para ser sincero hace mucho que no hablo con él.
si lo ven, díganle que lo extraño.

1 comentario:

  1. Don Eulalio se parece a un hombrecillo que ví en una foto que dice "se busca", y que comúnmente veo en una bicicleta roja.
    Si me encuentro con él, le preguntaré por Don Eulalio, seguramente sabe de él y le mandaré tu recado.

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